El filósofo Zigmunt Bauman entendía que en el anterior paradigma del s. XX, el pasado representaba el área líquida – punto de referencia del error – y el futuro el área sólida – la esperanza de un mundo mejor.

En el nuevo paradigma – proseguía Bauman-, impactado por mensajes sobre el futuro de cierto corte destructivo (refiriéndose por ejemplo al cine y a su representación del futuro como el caos, el holocausto, el fin del mundo), la sociedad se cuestiona a sí misma para una mejora individual y no tanto colectiva, porque entiende el pasado como el área sólida (hubo un tiempo mejor) y el futuro como un área líquida (incertidumbre) ante el cual tiene que sobrevivir.

Sobrevivir…

Que el futuro se vea supuestamente con incertidumbre, más allá de ser una cuestión individualmente opinable, parece responder a ciertas evidencias y abre el abanico de muchas preguntas:

¿Vivimos o sobrevivimos?

¿Hablamos o generamos ruido?

¿Escuchamos con curiosidad o esperamos turno?

Mientras una mitad del planeta muere de hambre o vive en guerras sin sentido que muchas veces ni vemos en los periódicos ni en los noticiarios, la otra mitad nos hemos instalado en la era del yoísmo empoderado, en la era del “te enseño a vivir mejor”, “a combatir el estrés”, “a tener un cuerpo escultural”, “a tener éxito”, “a ser feliz!”.

Si… Parece que hemos llegado al punto en que necesitamos que nos recuerden cómo podemos ser felices!!

S leemos bien, el mensaje se dirige al “a ti” y no al “a nosotros”.

¿Acaso un niño que juega solo, sonríe igual que cuando juega con los demás?

 

Ni tan sólo una piedra permanece hierática en el tiempo.

Cuanto mayor sea nuestro pensamiento autocrítico, mayor campo de entendimiento nos estaremos regalando.

Marta Badia – Consultor de comunicación & Coach sistémico. CEO & Fundador de SOCRATIS Essentia